Acabamos de llegar a Zermatt, una de las mecas del esquí europeo, somos un grupo de 10 esquiadores y un telemarkero reconvertido o chaquetero, cuando quiere hace esquí y cuando quiere Telemark.
El caso es que nos han anunciado una buena meteo para por lo menos tres días así que después de pasar una noche en el albergue juvenil de Zermatt (por cierto muy recomendable y económico), nos subimos corriendo el sábado pronto a las 8 al teleférico del Klein Matterhorn con un doble objetivo: subir al Breithorn y bajar a dormir al refugio de Ayas en Italia.
El Breithorn va a ser mi primer 4000 en Telemark y aunque sea una chorradilla pues me hace ilusión, la verdad es que desde la salida del teleférico pues es un paseo ya que la cabina te deja a 3883 metros así que de allí pues no queda mucho. Una vez en la cima volvemos al Breithorn pass que ha sido nuestro punto de partida, y en vez de descender hacia Zermatt, basculamos hacia el otro lado, es decir hacia Italia.
Una media ladera nos deja en el pie del Pollux, otro 4000, aquí hay que volver a poner pieles para llegar a la base de su espolón y de este punto se coge el glaciar por donde menos agrietado esta y se desciende al refugio de los guías de Ayas a 3420 metros. Este descenso es el más seguro ya que si no ponemos pieles y descendemos rectos al refugio tendremos que buscar un paso entre seracs.
Para practicar hacemos este tramito encordados, el caos es total no oigo mas que “putain”, “bordel”, “merde”, “tu fais chier” y demás piropos de mis diez compañeros franceses. Al llegar al refugio con unas buenas cervezas nos ponemos a planear la jornada del día siguiente.
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